Fueron cinco días inolvidables junto a los sepulcros de los Apóstoles Pedro y Pablo, junto al Papa, sucesor de Pedro, y junto a toda la iglesia que peregrina de una manera especial en Roma. Todo salió tal como se había programado y salió bien. Hasta el clima nos acompañó e hizo mejor que las previsiones oficiales. Lució el sol y Roma estaba preciosa.
La foto está tomada ante la fachada de la Basílica de Santa María la Mayor.
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